11 jul 2008

La lactancia, aliada del sueño



El sueño de los bebés es uno de los temas que más preocupan a los padres desde que el bebé nace. Normalmente debido a que los padres se crean unas expectativas sobre el sueño de su bebé (“a ver si tengo suerte y duerme toda la noche”) irreales, ya que un bebé recién nacido tiene que alimentarse frecuentemente.

En un intento por conocer los ritmos biológicos de los bebés, el servicio de Neonatología del Hospital Clínico de Granada está realizando un estudio sobre los patrones del sueño de los recién nacidos y su relación con la edad gestacional y la luminosidad ambiental.

A pesar de que el estudio no ha finalizado todavía, ya se han extraído unas primeras conclusiones, bastante interesantes. El jefe de la unidad de Neonatología explica que En el recién nacido no hay ritmo de melatonina, la hormona que induce y regula el sueño, y éste no se adapta hasta los cuatro o seis meses tras el nacimiento”.

La melatonina es una hormona vital para los ciclos vigilia-sueño, y su ritmo en los bebés mejora gracias a factores externos tales como mantener la luz durante el día y oscuridad y silencio durante la noche, es decir, no bajar las persianas de día, pese a que esté durmiendo, y hacer de la noche lo que es (o debería ser), oscuridad y silencio.

Pero no sólo estos factores externos influyen, sino que “se ha visto que la interacción madre-hijo probablemente tiene una importancia mayor para ir expresando un patrón del sueño más maduro”, siendo clave la lactancia materna en este proceso.

La leche materna beneficia la regulación de los ritmos biológicos del bebé porque contiene melatonina en concentraciones irregulares que varían en función del momento del día. De esta manera el bebé que toma leche materna está ingiriendo diferente cantidad de melatonina según la hora de la toma, y por tanto está recibiendo un plus de información referente al momento del día en que se encuentra. Si sumamos a este hecho los conocimientos que ya tenemos acerca de la composición de la leche materna, en la que se incluye el triptófano, aminoácido que ayuda a conciliar el sueño, no podemos más que afirmar lo siguiente: la lactancia es una aliada del sueño.

En definitiva, el objetivo del estudio es el de “conocer aún más la época de adaptación del recién nacido a la vida extrauterina y el aprendizaje del organismo. Conocer todos los patrones para profundizar en los trastornos”.


Fuente: Granada Hoy

1 jul 2008

En vertical, mejor que en litotomía



El otro día, en el post de 40 razones para tener hijos: 2 ya hice un inciso sobre la posición de parto. Hoy quiero entrar más en el tema.

Por razones de bienestar del asistente al parto hace unas décadas se impuso la posición de litotomía (tumbadita, con las piernas abiertas y colgando) como la posición mejor para parir. Mejor, por supuesto, para el que atiende el parto, ya que en otra posición "no veooo".

El problema es que esta posición tiene unas cuantas contraindicaciones... y no son precisamente un dolorcito de cabeza, sino que dificulta seriamente el parto, pudiento llevar a complicaciones que podrían acabar en sufrimiento fetal, administración innecesaria de fármacos para aumentar las contracciones y llegando incluso a practicar cesáreas (innecesarias).

Algunas de las contraindicaciones son:



  • Al estar tumbada, el bebé, por gravedad, queda recostado sobre los grandes vasos de la madre, interfiriendo la circulación, disminuyendo su presión sanguínea y disminuyendo, por lo tanto, la oxigenación fetal. Es lógico, si baja la presión de la mamá baja la presión en el intercambio de nutrientes placenta-feto.
  • El canal de parto se transforma en una curva ascendente que obliga a la mujer a empujar al feto por un plano inclinado hacia arriba.
  • Al evitarse la presión continua de la cabeza del feto sobre el periné, no se permite que la distensión del mismo sea pausada y eficaz provocando una distensión más brusca en el momento del expulsivo que lleva a realizar episiotomías innecesarias.
  • El cóccix tiene la capacidad, en un parto vertical, de desplazarse hasta 2 cm. para mejorar el espacio. Estando tumbada, no sólo no puede hacerlo, sino que se comprime contra la cama de parto y se desplaza hacia delante, estrechando la salida pélvica.


El parto forma parte de la sexualidad de la mujer y debe ser un momento íntimo y relajado en el que la mujer pueda olvidarse de su entorno para ser consciente de su propio cuerpo y buscar la posición que más seguridad le produzca y menos dolor le provoque. La posición de litotomía hace a la mujer vulnerable, pasiva y suele crear inseguridad ya que es una posición de sumisión, algo así como “aquí estoy, hacedme lo que queráis”.

La posición vertical, en cambio, ofrece un plano de igualdad espacial frente al resto de personas que interactúan con ella. La mujer siente que está al mismo nivel y toma parte y consciencia de sus ritmos y de las necesidades de su cuerpo, buscando la posición que mejor le haga sentir en cada momento y siendo dueña de sus instintos y de su parto.

Ya en el 2001, la OMS, en los “Principios de la Organización Mundial de la Salud acerca del cuidado perinatal” dijo que se debe “Usar una posición levantada si la mujer lo elige durante el parto. Evitar el uso de la posición supina para el parto, y particularmente la posición de litotomía (con las piernas levantadas). Abandonar las camas de parto tradicionales para los partos normales. Usar una cama standard si se elige una cama para el parto.”