24 oct 2008

Mano Pescao: cómo no dar la mano



Dado a que trabajo en la Sanidad y que estoy detrás de una mesa, por A o por B hay personas que sienten la necesidad (o la obligación) de darme la mano cuando se despiden de mí. Algo así como un "sellamos lo pactado con este apretón de manos".

Realmente no me molesta lo más mínimo, aunque sí es cierto que me parece una costumbre un poco antigua, al menos en la circunstancia que os comento.

A los amigos, a mis hermanos, cuando te presentan a un hombre,... son momentos en que sí me parece más habitual hacerlo y, de momento, no me extraña lo más mínimo.

Ahora bien, hay personas a las que preferiría no haberles dado la mano nunca por una razón: por la MANO PESCAO.

La primera vez que lo sufrí fue hace unos 6 años. Myriam, mi mujer, me presentó a uno de sus amigos de la adolescencia (de cuyo nombre no quiero acordarme) y ahí estaba. Me la plantó sin remordimientos, colgando, casi fría, casi sudada, casi inerte. Apreté su mano y sentí como sus dedos se apelotonaban unos con otros cediendo a mi fuerza. No es que yo apretara mucho, es que él no apretó nada. Y siendo sincero, me dio muy mala sensación.

Por Dios!! pero aprieta hombre!! mantén el brazo firme, aprieta un poco (que significa que aprecias el saludo) y luego retiras la mano. Ah! y mírame a los ojos leche!

Esto de la mirada me pasa también siempre que vamos al gine. El tío me da la mano casi como de refilón, haciéndose el guay. Mira a Myriam, y mientras le dice: "Hola Myriam", con una semisonrisa me ofrece a mi su mano, ¡¡pero sin mirarme!!. En cuestión de fuerza, muy correcto, pero no es que no sostenga la mirada, es que ni siquiera se cruzan. Un día le pondré el culo, para que me lo toque...

El apretón de manos es un arte que tiene, según he leído por el interné, algo así como 5.000 años. Está estudiado como elemento de Comunicación No Verbal importante ya que según la manera de dar la mano estás comunicando una cosa u otra.

La mano pescao, desde luego, no dice nada bueno de la persona. Para mí, es un signo de rechazo hacia la otra persona, de pocas ganas de dar la mano y hacerlo por simple y puro compromiso o de persona con una muy baja autoestima.

Así que por favor, si un día me das la mano, hazlo con firmeza, ofréceme toda la mano y no sólo la punta de los dedos (que también da mucha rabia) y mírame a los ojos. Sólo con eso ya tienes un punto.

1 comentario:

Porelchocolate dijo...

que buen blog!!! felicitaciones!