28 abr 2009

El control de los impulsos: test de las golosinas



En la década de los sesenta, el psicólogo Walter Mischel realizó un estudio con niños de cuatro años con la intención de demostrar que el nivel de control de los impulsos a esa edad podría ser premonitorio del carácter y de la manera de ser de las personas en la edad adulta.

Para llevar a cabo su investigación hizo que una persona adulta le dijera a cada niño lo siguiente: "ahora debo marcharme y regresaré en unos veinte minutos. Si lo deseas puedes tomar una golosina pero, si esperas a que vuelva, te daré dos".

Está claro que para un niño de cuatro años, tal situación es una verdadera odisea. Una lucha contra sus deseos, contra su autocontrol. De hecho recuerdo haber visto un documental en que ponían a niños en la misma situación y era muy curioso verles taparse la cara, los ojos, tumbarse en el suelo, cantar y mil cosas para evitar pensar en esa gominola que les esperaba en la mesa. También fue curioso ver a otros niños que simplemente, cogieron la gominola y se la comieron (más vale pájaro en mano...).

Unos años más tarde, cuando estos niños llegaron a la edad adolescente, fueron valorados nuevamente para buscar una asociación directa entre su capacidad de controlar los impulsos y el tipo de persona en que se habían convertido.

Según Mischel los que a los cuatro años resistieron la tentación y esperaron a tener dos golosinas eran socialmente más competentes, más emprendedores y más capaces de afrontar las frustraciones de la vida.
No se desconcertaban ni se quedaban sin respuesta ante la presión. No huían de los riesgos sino que los afrontaban, eran seguros de sí mismos, honrados y responsables.

En cambio, los que cogieron la golosina eran generalmente más problemáticos. Eran adolescentes más temerosos de los contactos sociales, más testarudos, más indecisos, más perturbados por las frustraciones, más inclinados a considerarse "malos" o poco merecedores, a caer en la regresión o a quedarse paralizados ante las situaciones tensas, a ser desconfiados, resentidos, celosos y envidiosos, a reaccionar desproporcionadamente y a enzarzarse en toda clase de discusiones y peleas.

Así pues, parece ser que los que de pequeñitos tienen ya capacidades para retrasar la gratificación son las personas más capaces de llevar a cabo proyectos personales tales como hacer una carrera, hacer dietas, dejar de fumar y en definitiva de acabar aquellas cosas que empiezan.

Valorando además los resultados académicos de los adolescentes se observó que aquellos niños que esperaron a los cuatro años esos veinte minutos obtuvieron mejores resultados académicos que los que se habían dejado arrastrar por sus impulsos.

Y aquí es cuando uno se pregunta: "¿Yo habría esperado?" o "¿mi hijo esperaría?". En el caso de mi hijo, no lo sé, le falta algo más de un año para los cuatro. En mi caso, no sé qué pensar. Muchas cosas de mi comportamiento actual me dicen que yo sería de los de coger la golosina, muchas otras me dicen que esperaría. Lo mejor es que nunca lo sabré. O quizá eso sea lo peor...

Fuente: Libro Inteligencia Emocional de Daniel Goleman

Publicado originalmente en Bebés y más

Al ir al médico hay que decir siempre la verdad



Las visitas al pediatra o a la enfermera suelen ser motivo de angustia y de rechazo por parte de los niños. Para que lo lleven lo mejor posible se recomienda decirles siempre la verdad.

Cuando son bebés no hay mucho problema, pues van donde les lleven sin rechistar, pero a la que empiezan a entendernos aparecen las primeras reticencias a la hora de acudir al médico.

Sobre la actuación de los profesionales con los niños hay mucho que debatir y probablemente mucho a mejorar (el trato, las miradas, el tacto,…), quizás otro día hable de ello, si a alguien le interesa.

Sin embargo hay otras cosas que pasan en la consulta que no se pueden cambiar demasiado, es lo que hay:

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Los gritos también dejan huella en la personalidad de los niños



Siempre que se habla de maltrato infantil la imagen que viene a nuestras cabezas es la de un padre o madre golpeando a su hijo, sin embargo hay otro tipo de maltrato que no deja huella física pero sí psicológica, el llamado maltrato psicológico.

Un reciente estudio llevado a cabo por científicos de la Escuela Simmons de Trabajo Social de Boston (EEUU) muestra que no hace falta pegar a un menor para dejar señales de por vida en su personalidad, sino que basta con gritarle.

Los científicos revelaron que no esperaban los resultados obtenidos. Según comentó la directora del estudio: “Esperábamos que la exposición a la violencia física dejara cicatrices perdurables, pero no creíamos que nos íbamos a encontrar con que la exposición a gritos e insultos entre miembros de una familia tuviera efectos en la vida adulta”.

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25 abr 2009

Baile en la estación



¿Recordáis la entrada del Musical en el aeropuerto?

Me encantan estas historias, la verdad. Sé que son anuncios promocionales, pero el objetivo no le resta encanto al contenido.

Esta vez ha sido un baile multitudinario en una estación (creo que de trenes) en Londres para un anuncio de T-Mobile.

Monotonía, paseos matutinos y de repente suena una música y alguien empieza a bailar. Poco a poco se va sumando gente y el resultado es una coreografía multitudinaria impresionante.

Ay! Cómo me gustaría encontrarme algo así. Es tan increíble!!! Qué manera de romper la vida. Sí, sí, la vida, que desde que desapareció "Sorpresa, sorpresa" no hay nada sorpresivo...

Disfrutad del vídeo. Se me pone la piel de gallina.

24 abr 2009

Por qué se dice que la lactancia materna es a demanda (II)



Siguiendo con el tema iniciado la semana pasada para entender por qué la lactancia materna debe ser a demanda explicaremos hoy otros conceptos y teorías que se explicaban hace tiempo (y que por desgracia aún se explican en algunos sitios) que han quedado desfasadas.

¿Por qué eliminar la regla de los 10 minutos en cada pecho?

Hace tiempo se decía que, además de dar el pecho cada tres horas, las tomas debían estar limitadas en cada pecho aduciendo a que pasados diez minutos ya no aprovechan lo que comen y a que se corre el peligro de que se produzcan grietas.

Incluso existe una teoría que dice que tras diez minutos la leche se ha acabado y el bebé sólo traga aire.

Teniendo en cuenta que los bebés sellan sus labios con el pecho materno sin dejar fisuras por las que pueda entrar aire la única fuente de aire posible sería el mismo pecho. Como no hay mujer en el mundo que tenga aire en los pechos esta teoría es poco válida.

Sobre las grietas, hay que tener en cuenta que los pezones están preparados para la lactancia. No es cierto que por mamar a menudo, ni por hacer tomas largas, tengan que aparecer grietas. Las grietas se deben a una mala posición.

En relación al aprovechamiento o no tras los diez minutos, se descubrió que la composición de la leche es diferente durante una misma toma.

La leche del principio de la toma es más aguada pero contiene la mayor parte de las proteínas y azúcares. La del final de la toma es menos abundante y más densa pues tiene un mayor contenido en grasa y vitaminas, es decir, tiene más calorías.

Algunos bebés son capaces de acabar una toma en diez minutos y esta regla no tendría repercusiones en su alimentación, sin embargo, otros tardan más en hacer la toma completa y limitar el tiempo a diez minutos podría suponer detener la toma cuando van a iniciar la ingesta de la parte más grasa.

Si en ese momento se cambia de pecho el bebé iniciará una nueva toma en el otro pecho volviendo a tomar la leche del principio y llenando así su estómago sin acabar de saciarse.

Lo explico mejor con un ejemplo:


Tenemos para comer dos platos de sopa de letras, con caldo y con las letras de pasta al fondo.
Comenzamos el primer plato tomándonos el caldo y algunas letras. Poco a poco vamos cogiendo cada vez más letras.

Pasados unos diez minutos, cuando ya estamos apunto de acabar la mezcla caldo-letras y estamos a punto de comer sólo letras (que nos aportarán las máximas calorías) alguien nos retira el plato y nos lo cambia por el otro plato de sopa sin comenzar.

Como tenemos hambre volvemos a tomar el caldo con algunas letras que flotan.
Pasados unos minutos debemos detenernos porque nuestro estómago está lleno de caldo con algunas letras y no nos cabe más alimento. Sin embargo, pasada una hora, necesitamos volver a comer, porque pese a haber llenado el estómago, no hemos ingerido las calorías que necesitábamos y volvemos a tener hambre.

Por esta razón es por la que se deja que los bebés mamen de un pecho hasta que acaben. Son ellos los únicos que saben cuándo llega ese momento y nos lo harán saber al retirarse del pecho con cara de “uff, qué bien me he quedado, ahora a descansar”.

¿Hay que darle de un pecho o de los dos?

Pues siguiendo con la tónica general, depende de lo que quiera el bebé, a demanda.

Algunos niños tienen suficiente con tomar un pecho, y otros niños necesitan, además de acabar el primero, tomar un poco del segundo.

Si con un pecho tienen suficiente, en la siguiente toma deben tomar del otro. Si en cambio tras acabar una toma en un pecho toman un poco de otro, en la siguiente toma deberán mamar del que no han "acabado" (entrecomillo porque realmente la leche no se acaba, pues la producción es continua y a veces los que acaban son los bebés, dejando leche en el pecho).

Esta regla deja de seguirse si, a pesar de haber mamado de un pecho, en la siguiente toma ese mismo pecho está más "cargado" que el otro. En tal caso es mejor que tome de ese pecho para vaciarlo un poco y evitar ingurgitaciones que puedan derivar en mastitis.

En unos días seguimos con el tema (como veis da para mucho), profundizando un poco más en los cambios que se producen en la leche y en cómo los bebés, auténticos ingenieros culinarios, controlan esos cambios.

Fotos | Flickr, Flickr (maessive)

Publicado originalmente en Bebés y más.

23 abr 2009

La juventud se pierde...

Digo esta frase y me recuerda a un tema de Ismael Serrano en que dice "la juventud se pierde, cómo se pierde".

Pues cómo se va a perder, como esta "pobre" muchacha que espera (im)paciente la llegada de su ídolo Sergio Ramos y que se enfada cuando otra chica, supuesta rival por el amor de Ramos, se desmaya y se la llevan dentro.

En fin, ver para creer... El corte dura 30 segundos, pero tuve la (mala) suerte de verlo entero por la TV y no tenía desperdicio. Le dijo a la cámara, como si hablara con el futbolista, que estaba dispuesta a casarse con él.

Solo espero que no se lo crea mucho y no desperdicie su juventud esperando que el muchacho le corresponda.

Dentro vídeo:

Los niños son el futuro pero también el presente



Todos hemos dicho u oído en alguna ocasión que “los niños son el futuro”. Desde pequeños les educamos, les escolarizamos y estamos pendientes de su crecimiento y su comportamiento para que el día de mañana sean el relevo de los adultos de hoy.

Sin embargo, y creo que estaréis de acuerdo conmigo, los aprendizajes se consolidan cuando se llevan a la práctica y a los niños les dejamos practicar poco. Este es de hecho uno de los peros que veo en la sociedad actual y en la escuela.

Los niños acuden a aprender y son enseñados desde la perspectiva de sujeto sin conocimientos que debe aprender lo que el sistema considera, con poca capacidad para tomar decisiones (los padres y los profesores saben lo que es mejor para ti) para, una vez llega a la adolescencia deber tomar una gran decisión de futuro como es orientarse hacia una profesión cuando nadie te ha enseñado a tomar decisiones, pues como digo, las han tomado por ti.

De este hecho se hace eco César Muñoz Jiménez, consultor internacional de infancia, juventud y participación ciudadana en una entrevista en que expresa la necesidad de que los adultos tengamos en cuenta los polos más importantes del cambio social: los niños, por su capacidad creativa, imaginativa y su tremenda ilusión y los ancianos por su experiencia y su memoria social. Justamente, los dos grupos de edad más olvidados.

Los niños deben tener más implicación en la vida social y esto debe empezar en la familia y en la escuela, permitiendo que tengan voz y si es preciso que tengan voto. No olvidemos que son personas y que tienen una vida que vivir con sus opciones, sus elecciones y sus consecuencias. De nada les sirve si las elecciones las hacemos los adultos por ellos, pues estarán viviendo la vida que esperamos que vivan y no la que ellos quieren vivir. Normal que luego no se sientan responsables de sus actos porque, como digo, no suelen ser sus elecciones, sino las nuestras, las de sus padres.

Implicándose más en la sociedad se convierten en, como dice César Muñoz, personas activas, menos violentas y más respetuosas con su entorno:

"A mayor participación, menos violencia. Baja el nivel de violencia, de agresividad y sube el de conciencia, orgullo y cuidado con el espacio en el que participan. Si los jóvenes participan desde niños en el diseño de un parque, luego lo cuidan, es un trozo suyo, de su idea, de su sugerencia. La infancia nunca será futuro si no es presente. Debe dejar de ser una transición, hay mentiras organizadas que dicen que para ser hay que ser adulto. Los niños y los ancianos tienen que participar más. La base del cambio está en la infancia."

Así a priori, es posible que suene descabellado, sin embargo los niños y jóvenes son muy capaces de elegir y de ver las consecuencias de sus elecciones (y si no las ven ahí estamos nosotros para hablar sobre ellas y promover la reflexión), sólo falta que se les ceda un poco de la responsabilidad que curiosamente se les pide.

Por poner un ejemplo, y cito de nuevo al entrevistado:

"En un pueblo de Barcelona un grupo de niños de entre 12 y 18 años participaron en el diseño de su pueblo, de la fiesta, hasta tienen la llave del Ayuntamiento para reunirse los domingos por la tarde en el salón de plenos. Administran un millón de pesetas de subvención del Ministerio, y eso creó un escándalo entre padres, políticos, etcétera, y lo hacen bien."

Y añado que probablemente lo hacen mejor que los adultos, con más implicación, con más ilusión y con más responsabilidad a la hora de gestionar el dinero.

Si vemos a nuestros hijos desde el punto de vista de que son niños tiranos, futuros rebeldes, adolescentes perdidos, inconscientes e irrespetuosos les estamos abocando directamente a ello, pues no les dejamos elegir, no les dejamos encontrarse, ser conscientes de sus vidas ni por tanto ser consecuentes ni responsables de sus propias elecciones.

Los niños son el futuro, pero también el presente
. Debemos aprender a aprender de ellos.

Fuente: Comercio Digital

Publicado originalmente en Bebés y más.

Diez consejos para que los niños odien la lectura



La lectura es al aprendizaje y a la vida lo mismo que la verdura a nuestro cuerpo: todos sabemos lo buenas que son para los niños (y adultos) y pocos hacemos uso de ellas.

Leer es una perfecta manera de ampliar conocimientos, vocabulario y a la vez de aprender a escribir. Sin embargo, la falta del hábito de lectura es una de las mayores epidemias sociales que existen, en parte porque alguien, en el transcurso de nuestras vidas, llevó a cabo alguno o varios de estos diez consejos para que los niños odien la lectura.

  • Cuando empiecen a leer en voz alta, interrúmpelos constantemente para marcarles sus errores: Creo que no hay persona en el mundo a la que le guste hacer una actividad que es corregida una y otra vez por los demás.


  • Oblígales a leer: En la línea del anterior punto. No hay nada más eficiente que obligar o "mandar" hacer algo para conseguir el efecto contrario.


  • Menosprecia sus gustos y no respetes su criterio: ¿Esto quieres leer? ¡Pero es muy aburrido! ¿No preferirías este otro tan bonito? Es mejor que lean lo que les gusta que acaben por no hacerlo al tener que leer lo que no les gusta.


  • Imponles lecturas: "Ahora que ya has acabado este libro, empieza por este otro. A mí me encantó". Para gustos colores, cada cual que decida qué leer.


  • Pídeles que te hagan un resumen: No transformes el placer de leer en un trabajo. La lectura debe ser algo agradable, nunca un ejercicio (¿por qué nadie pide a los niños que resuman los capítulos de dibujos animados?).


  • Controla todo lo que leen: Está bien que te intereses por lo que leen, pero no hay que examinarles ni interrogarles al respecto.


  • Recuérdales los beneficios de leer: “Si lees mucho te harás más listo y sacarás mejores notas"… casi tan odiosa como "come hijo, que tienes que crecer".


  • Relaciona los libros sólo con los deberes: Muchos libros sirven para aprender cosas, muchos otros simplemente cuentan historias agradables (o no) de leer. Son tan recomendables los unos como los otros.


  • Castígalos sin tele por no leer: Cada vez que se castiga a un niño sin A, por no hacer B, se consigue que el niño quiera aún más A y odie aún más B (en cristiano, el niño querrá ver la tele y le cogerá manía a la lectura).


  • Exígeles lecturas inadecuadas: Ni hay que exigir las lecturas, como ya hemos dicho, ni deben ser inadecuadas para la edad o estado madurativo de los niños.


El decálogo forma parte de la Guía pràctica per a fer fills lectors (Guía práctica para hacer hijos lectores) enmarcada en la campaña Llegir ens fa més grans de la Generalitat de Catalunya.

No sé vosotros, pero yo soy uno de tantos adultos que ha retomado el placer por la lectura a los veintitantos, después de perderlo (si es que alguna vez lo tuve) durante el periodo escolar.

Espero que las cosas hayan cambiado y espero no seguir ninguno de estos consejos, por el bien de mis hijos.

Fuente: Ediciona
Foto: Flickr (Lori Greig)

Publicado originalmente en Bebés y más.

22 abr 2009

¿Cuándo duermen los bebés toda la noche?



Al nacer un bebé, y aunque estamos avisados, las horas de sueño de los papás pasan a ser un bien demasiado preciado. Los bebés se despiertan a todas horas (o tenemos esa impresión) y dejan dormir poco.

Esto supone que los adultos vivamos a veces como auténticos zoombies y que nos preguntemos cuándo dormirán toda la noche.

Voy a tratar de explicarlo, aunque desde ya aviso que no suele ser cuestión de meses.

Los bebés son, aunque cueste a veces hacerse a la idea, animales mamíferos. Nacen con un desarrollo cerebral muy precoz y con unos automatismos y necesidades cuyos horarios son poco compatibles con los nuestros.

Y claro, nosotros tenemos unas obligaciones que cumplir y un tiempo muy limitado para descansar (o dormimos de noche o ya no dormimos) y los despertares de los niños suponen una molestia para los padres. Pero ellos no tienen la culpa. El problema es nuestro.

Cómo es el sueño de los bebés



Desde que nacen y hasta los 4-6 meses, el sueño de los bebés es bifásico (dos fases), mientras que a partir de entonces pasa a tener 5 fases, como tenemos los adultos.

El hecho de que su sueño sólo alterne dos fases hace que se despierten a menudo, ya que al acabar las dos fases se despiertan para comer, para promover el contacto y el vínculo y para evitar peligros (ellos no saben que no hay peligro y necesitan la seguridad de saber que sus cuidadores están cerca).

El niño cumple entonces la edad de 4-6 meses y su sueño empieza a cambiar. Aparecen nuevas fases a su sueño que le despiertan a menudo durante la noche.

Aunque pueda parecer mentira, nosotros los adultos, que tenemos esas mismas fases, también nos despertamos a menudo durante la noche. La diferencia está en que nosotros no nos damos cuenta (nos giramos en la cama, nos tapamos,…) y ellos, al no saber volverse a dormir se despiertan.

Si no sabe hay que enseñarle ¿no?



La mayoría de métodos para que los niños duerman tienen como objetivo enseñar a dormir a los bebés. Esto es un sinsentido, pues los bebés ya saben dormir. En la barriga de mamá ya lo hacen y de recién nacido lo siguen haciendo.

Ahora bien, si acabo de decir que las nuevas fases les provocan despertares que no saben gestionar, parece que como no saben, haya que enseñarles.

Lo cierto es que no todo lo que alguien tiene que aprender debe ser enseñado por otra persona. Los niños tienen que aprender a respirar al nacer, y nadie les enseña, tienen que aprender a masticar hacia los seis meses y nadie les hace mover la mandíbula, tienen que aprender a andar y nadie les enseña a hacerlo.

Pues el sueño de los niños es igual. La mayoría de personas dormimos toda la noche del tirón y nadie nos ha enseñado. Es una cuestión de maduración. Cuando estén preparados para hacerlo lo harán.



El sueño de los niños es evolutivo, cambia a medida que el cerebro del bebé lo hace y lo quieras o no, pasará de la A a la Z (ZzZzZz) tarde o temprano, pero para llegar a la Z debe pasar antes por todas las demás letras del abecedario.

Los consejos y métodos que recomiendan “saltarse las letras”, es decir, hacerles dormir del tirón forzando un aprendizaje, no tienen en cuenta el desarrollo normal de los patrones de sueño ni las necesidades afectivas de los padres y bebés.

Estos métodos tratan de hacer dormir a un niño de 6 meses como si tuviera 6 años, saltando todos los pasos que requiere para lograr un sueño saludable, sin miedos, insomnios, ni pesadillas evitables, y de una manera desagradable, dejando desatendidos y llorando a la mayoría de niños (que si aún fuera divertido…).

Es enseñarle a reprimir sus necesidades y a callarse sus inconformidades, en otras palabras, a guardarse para sí sus problemas porque los demás hacen caso omiso de ellos. Lo irónico es que luego, en la edad adulta, la recomendación es la contraria: “saca afuera tus problemas, que si te los vas tragando y la bola se hace cada vez más grande, llega un momento que explotas”.

Pero Estivill dice…



…que a los seis meses ya deberían dormir toda la noche (hablo de Estivill porque en España es el mayor representante de los métodos conductistas basados en la desatención de los bebés).

Claro que lo dice, porque para que unos padres necesiten llevar a cabo un método que es una “solución” primero tienen que estar convencidos de que hay un problema. Inventado el problema, inventada la solución.

Respondiendo a la pregunta con la que iniciamos la entrada, lo cierto es que hasta los 2-3 años los niños no empiezan a dejar atrás los despertares. Algunos niños lo harán antes y otros lo harán incluso después, de manera natural y sin necesidad de intervención de ningún tipo.

Dentro de unos días, para ampliar el tema, os traeré una entrada titulada: “Lo que el Dr. Estivill debería explicar (si fuera sincero)”.

Más información: AEPAP (Famiped), Tratado de Enfermería en Cuidados Críticos Pediátricos y Neonatales
Fotos: Flickr (eyeliam), Flickr (mahalie)

Publicado originalmente en Bebés y más.

Flex muestra un parto natural en su nueva campaña



Hace poco apareció un anuncio que mostraba un parto intervencionista como si se tratara de lo normal o deseable (la TV normaliza aquello que emite). Se trata del anuncio de Coca-Cola, en que veíamos lo que no debería ser un parto normal.

Estos días llega a nuestros televisores un anuncio de Flex en que se muestra un parto natural en casa, concretamente en una cama con un colchón de la marca.

Las imágenes del anuncio son reales y nos muestran el nacimiento de Waira Umpierrez. El pasado mes de febrero se contactó con los padres, una pareja de Barcelona que esperaba su segundo hijo y que, como ya hicieran con el primero, querían que naciera en su propia casa.

Desde ese momento el equipo de rodaje estuvo pendiente del nacimiento de la pequeña, que se produjo el pasado 21 de marzo, con la llegada de la primavera.

El objetivo del anuncio y de otras estrategias paralelas es el de envolver a la marca de un aura emocional recordándonos grandes momentos sucedidos en nuestras camas a lo largo de la vida con una campaña cuyo lema es "Tu cama. El lugar más importante del mundo".

En la página de Flex podemos ver la campaña completa, que emula un reloj con varias manecillas a modo de datos. Cada dato nos muestra estadísticas tan curiosas como que 124.500 personas están desayunando ahora mismo, que se están enviando 156.449 emails o que se están leyendo 491.224 cuentos, todo ello en una cama Flex. A un lado de la esfera "El día que nací en una cama Flex" nos indica que podemos ver el anuncio.

“La adquisición de la cama es lo suficientemente importante como para realizar una inversión que no sea inferior a la que se suele realizar en otros artículos del hogar. No es fácil encontrar bienes en nuestros hogares que utilicemos tantas horas todos los días y que sean tan relevantes para nuestro bienestar físico y psicológico como la cama. Tal y como reivindicamos en la campaña, la cama no es sólo para dormir, sino para vivir. Y, como ejemplo, mostramos algo tan natural, humano y vital como el alumbramiento de una nueva vida en una de nuestras camas”, señala Gerardo España, director de marketing de Flex.

Se trata sin duda de una campaña emocionante y atrevida, por lo poco acostumbrados que estamos en España a ver partos así.

Me parece una manera estupenda de mostrar otra realidad, que es la de un parto respetado, en una posición más adecuada para parir.

Lo del colchón, lógicamente, es una exigencia del guión, pues perfectamente puede llevarse a cabo en una bañera, en otro lugar de la casa o en un hospital. De hecho la OMS ya explicó hace tiempo que los partos deberían ser así.

Fuente: Brandlife
Sitio Oficial: Flex

Publicado originalmente en Bebés y más.

20 abr 2009

El Dr. Estivill evitó seguir su método con su nieto (y consigo mismo)



Todos conocemos la conocida frase o consejo “prediquemos con el ejemplo” que quiere decir que la mejor manera de explicar algo es mediante nuestros actos o apoyando nuestras palabras con los hechos.

El Dr. Estivill es autor de varios libros, los más conocidos son Duérmete niño, dedicado a enseñar a los niños a ‘dormir bien’, es decir, evitando que por la noche se despierten (pese a ser algo natural) mediante métodos conductistas muy cuestionados y ¡A comer!, un manual para incorporar buenos hábitos en los niños, algo así como que se coma lo que hay, le guste o no y que no se levante de la mesa.

Hasta aquí ninguna novedad, la corriente generada por Estivill es por todos conocida y al igual que tiene muchos detractores, también tiene muchos defensores. Unos y otros piensan que hacen lo mejor por sus hijos, por tanto tan respetable es formar parte de un grupo como del otro.

Ahora bien, ¿qué sensación queda cuando el maestro y mentor no sigue sus propias recomendaciones?

En una entrevista realizada para Capio Sanidad, Magazine del Hospital General de Catalunya, para el que trabaja el Dr. Estivill, afirma en relación a su nieto que “evitamos tener que seguir el ‘Método Estivill’, no hizo falta reeducarlo porque aprendió desde el primer día”. Según explica dormía seis horas seguidas a los tres meses y toda la noche a los 6 meses. Por eso “evitaron” tener que utilizarlo.

Según su libro a los 3 meses debe comenzar la “tarea de inculcarle un buen hábito del sueño” y recomienda que “desde el tercer mes no os levantéis a cogerlo ante el primer gemido”. Es decir, a los 3 meses ya se inicia el método Estivill. Comenta que su nieto se despertaba a las 6 horas con 3 meses, luego no dormía toda la noche.

Por ejemplificar, si se dormía a las 21 horas de la noche, se despertaba a las 3 de la mañana. ¿Quiere decir con esto que al despertarse a las 6 horas de haberse dormido, según mi ejemplo a las 3 de la mañana, no llevaron a cabo el método? ¿Quiere decir que con su nieto sí acudían raudos pero que el resto de padres y madres debemos esperar un rato?

Comenta también en la entrevista que “siempre hay alguna cosa que los cuidadores hacen mal y por eso el niño no duerme. Nunca es culpa del niño (…) los niños reciben los problemas de ansiedad, los conflictos de la pareja o el estrés de los padres y eso les afecta”, es decir, los niños ya saben dormir por sí solos, si tardan en dormirse y se despiertan es culpa de los padres.

En la contraportada del libro podemos leer “el 35 por ciento de los niños menores de 5 años padecen insomnio infantil” y en el libro habla de ello como un hábito que debemos enseñar a los niños, sin embargo ahora parece ser que los niños duermen mal porque los padres tenemos la culpa. Estoy seguro que cientos de padres de carácter afable y tranquilo pueden atestiguar que sus hijos también tardan en dormir y se despiertan de noche pese a que no hay un entorno de estrés y/o ansiedad.

Tras esta afirmación del Dr. Estivill, y si fuera cierto, ¿no sería más fácil ir a la raíz del problema e intentar eliminar los factores del entorno que producen estrés y ansiedad en el niño? ¿por qué la solución a los problemas de los padres pasa por enseñar a los niños a vivir con ellos pero ahogando los síntomas?

Las recomendaciones ante los problemas es que no los ‘ahogemos’ en nuestro interior. Todos hemos explicado alguna vez la metáfora que dice que “si te vas guardando los problemas, éstos se harán una pelota cada vez más grande y al final reventará”.

El método Estivill consiste, tal y como lo explica él mismo en la entrevista, en permitir el traspaso de sentimientos de ansiedad y de estrés de los padres a los hijos y evitar que lloren por ello o muestren su malestar, es decir, permitiendo que los vivan, pero no que los expresen, por lo tanto haciendo que los ‘guarden’ o ‘almacenen’ para el futuro.



Con respecto al método del ¡A comer! de conseguir que los niños tengan buenos hábitos alimenticios, que coman de todo y por tanto lleven una alimentación equilibrada estoy de acuerdo en que el objetivo es loable. No así los métodos ni el ejemplo del Dr. Estivill, que hace unos años se realizó una reducción de estómago porque “las dietas no van conmigo”.

“Haz lo que digo, pero no lo que hago”. Me alegro de no ser uno de los padres que han llevado a cabo unos métodos que ni siquiera su autor utiliza.

Fuente: Capio Sanidad (en catalán)

Publicado originalmente en Bebés y más

Aumenta la oferta y la demanda de bebés y niños para trabajar en televisión



El aumento de canales de televisión privados y de pago ha hecho que la demanda de niños para trabajar en anuncios y series de televisión sea cada vez mayor.

Curiosamente, y quizás en esto tenga algo que ver la crisis económica actual, la oferta también se ha disparado, habiendo en la actualidad el doble de niños que optan por conseguir un trabajo que hace dos años.

Cabe valorar esta situación sobretodo por el bien de los pequeños, pues en muchas ocasiones tienen horarios abusivos, no pueden estudiar y su niñez se ve seriamente afectada por la presión familiar y social.

El problema radica en que el trabajo infantil en espectáculos no está debidamente vigilado. En el artículo 6 del Estatuto de los Trabajadores podemos leer: “La intervención de los menores de 16 años en espectáculos públicos sólo se autorizará en casos excepcionales por la autoridad laboral (…) y para actos determinados”, sin embargo nadie controla esa excepcionalidad.

Este tipo de autorizaciones se suelen dar en bloque (de hasta 70 u 80 niños a veces) y se informa al fiscal que no las revisa caso por caso a menos que haya una denuncia.

Esto quiere decir que no hay nadie que compruebe que los horarios de trabajo o las condiciones en las que están los niños (horas bajo el sol, en salas de espera,…) sean adecuadas, que la fama no esté afectando psicológicamente al niño, que no se produzca ningún tipo de presión al niño “para que lo haga bien” ni dónde acaba el dinero que gana.

Según el Código Civil las ganancias de un menor en esta situación deberían entrar a formar parte de su patrimonio personal, sin embargo se permite detraer una parte importante para el sostenimiento de las cargas familiares y por aquí es por donde se escapa el control del dinero, pues admite diversas interpretaciones.

En otros países, en cambio, el dinero debe ir a una cuenta del menor que no se puede tocar hasta que llegue a la mayoría de edad.

Según un especialista en castings infantiles lo importante para regular el trabajo de estos menores y los abusos sería “el control del dinero. Si los padres no pudieran tocar lo que gana el niño, seguirían llevando a sus hijos a esas pruebas sólo los que piensan en el bien del crío y se evitarían decenas de situaciones de presión y abuso”.



El psicólogo infantil José Antonio Luengo comenta que en algunos de estos niños, si pasan demasiadas horas trabajando y no se les permite un desarrollo psicológico en un entorno de iguales (crecer entre otros niños), con una salud cuidada y un ambiente familiar equilibrado, el desarrollo emocional se resiente y afecta tanto a la infancia como a la vida adulta.

“Los efectos no se ven al día siguiente, sino con el tiempo. Les pasa también a los niños que se dedican al deporte profesional”, comenta Luengo.

En la edad adulta viven las dificultades de la desnaturalización de la infancia: “Me he perdido muchas cosas” o “Yo creía que iba a ser así toda mi vida” son frases que le dicen muchos ex niños artistas.

Los actores de Madrid han conseguido un convenio para el teatro en que los niños de 4 a 16 años no pueden trabajar más de cinco horas diarias, ensayos incluidos.

Para los rodajes de anuncios y series de televisión en cambio no hay regulación de este tipo y son los representantes o los padres los que tienen que velar por los niños.

Aún así se dan ocasiones en que los niños hacen los mismos horarios que los actores adultos (recogiéndoles en casa a las ocho de la mañana para devolverles a las siete de la tarde) y los mismos padres piden que no se haga nada porque el trabajo del niño o niña les está salvando la vida.

Un niño trabajando haciendo series de televisión o anuncios (o haciendo teatro o en un circo) no deja de ser una situación de trabajo infantil y debería ser, por ello, totalmente regulado y vigilado para evitar abusos, presiones y excesos que puedan afectarles.

- Fuente: El País
- Fotos: Flickr (allspice1), Flickr (MiikaS)

Publicado originalmente en Bebes y más.

Por qué se dice que la lactancia materna es a demanda (I)



Muchos hemos oído decir, leído o incluso hemos recibido (en mi caso no yo, sino mi mujer) la recomendación de marcar unos horarios fijos en la alimentación de los bebés y los niños.

“Los niños deben tener unos horarios para comer”, “que tome leche cada tres horas” o “si no llega a la siguiente toma, déle agua” son frases erróneas demasiado comunes todavía.

De la misma manera que los adultos no tenemos unos horarios para comer (de manera fisiológica, pues las obligaciones de los días laborales nos los marcan), los bebés tampoco deberían tenerlos.

Comemos siempre que tenemos hambre y dejamos de hacerlo cuando ya no tenemos. Unas veces necesitaremos merendar, pues nos habremos quedado con hambre y otras veces habremos comido tanto que no volveremos a comer hasta la cena.

Pues los bebés funcionan de igual manera y es por ello que hoy en día siempre que se dan recomendaciones relativas a la lactancia un mandamiento impera: la lactancia materna debe ser a demanda.

Algunas recomendaciones de hace tiempo decían que los bebés debían mamar cada tres horas y durante diez minutos. Esto hacía que muchos niños pasaran hambre al espaciarse tanto las tomas y se quedaran insatisfechos al recibir leche sólo durante diez minutos, cuando muchos necesitaban más tiempo para acabar la toma.

¿Por qué se eliminó la regla de las tres horas?

O quizá debería decir “por qué se debería eliminar la regla de las tres horas”, pues por desgracia se sigue recomendando lactancia materna cada tres horas en muchos hospitales y centros sanitarios.

Durante un tiempo la mayoría de bebés fueron (fuimos) alimentados con leche artificial. Esta leche es más difícil de digerir y esto hace que permanezca en el estómago de los bebés durante prácticamente tres horas (a veces menos, a veces más).

Muchas personas (entre las que se incluyen muchos profesionales de la sanidad) sostienen que no se puede ofrecer alimento a un bebé si todavía tiene comida en el estómago, es decir, que no se les puede dar leche si aún no ha acabado la digestión por un supuesto riesgo de empacho.

Esta falsa creencia proviene de la necesidad de controlar las tomas en los bebés muy prematuros. Muchos de ellos no son capaces de digerir el alimento que se les ofrece por sonda y esto hace que haya que esperar a que lo hayan digerido por completo y valorar si queda algo en el estómago antes de ofrecer más cantidad.

Sin embargo, los bebés a término (y muchos prematuros) son capaces de digerir sin problemas igual que lo hace un adulto: entra alimento y es digerido. Los adultos podemos comer con el estómago vacío y podemos comer con el estómago lleno. Los bebés, por supuesto, pueden hacer lo mismo.

De hecho, cuando nos llevamos la primera cucharada al estómago, éste ya no está vacío y sin embargo seguimos comiendo. Es como si, tras comer el primer plato, nos negaran el segundo porque tenemos que digerir el primero.



Si un bebé, a los 10 minutos de haber mamado, vuelve a pedir pecho, puede haberse quedado con hambre, puede que haya mamado un poquito y que no quisiera más, pero ahora se ha dado cuenta que sí quiere más, puede que le vinieran ganas de observar el techo y ahora le apetece volver a tomar el pecho, puede que…

Aunque alguien nos diga: “¡¡pero cómo va a tener hambre, si acaba de mamar!!”, debemos pensar que, si pide de nuevo, es que no había acabado.

De igual manera, si en vez de 10 minutos pasa una hora estaremos en las mismas. Si solicita comida es señal de que la necesita.

La leche materna, al contrario que la artificial, se digiere más fácilmente y permanece en el estómago menos tiempo.

Decirle a una madre que espere tres horas para alimentar a un niño que toma al pecho es dejarlo sin comer cuando lo necesita (porque pedirá antes de las tres horas) e hipotecar la producción de leche, que depende de la cantidad de succión del bebé.

Curiosamente muchos niños que son alimentados con horarios acaban tomando lactancia mixta, pues como dicen los que han recomendado los horarios “tu leche no le alimenta”, “se está quedando con hambre” y “será que tienes poca leche”.

No es problema de que la leche alimente o no (la leche materna de toda mujer es de indudable calidad a menos que esté desnutrida), sino que ciertamente se está quedando con hambre porque la madre le está dando cada tres horas y no cuando el bebé lo necesita.

Los únicos que saben realmente cuánto necesitan y cuánta hambre tienen son los bebés, por eso se les deja el control a ellos.

En unos días seguimos con este tema para entender un poco más por qué no hay que seguir unos horarios fijos para dar de mamar y por qué no hay que limitar las tomas a diez minutos en cada pecho.

Fotos: Flickr (Raphael Goetter), Flickr (timtom.ch)


Publicado originalmente en Bebés y más.

18 abr 2009

Las vacunas, cómo evitar el dolor y mi diálogo con la "profe"



¿Recordáis que os conté que estoy haciendo un postgrado de pediatría?

Bien, pues algunas clases han dado bastante que hablar entre las compañeras y una de ellas fue una que nos dieron sobre vacunas y quiero hablar de ella.

Según la profe hay dos corrientes al respecto del dolor en los bebés y niños ante una vacunación. Unos autores están de acuerdo en evitar el dolor y otros comentan que las vacunas son así, que duelen y que lo tienen que vivir o incluso que no deben dolerles tanto como se cree.

Posibles técnicas para evitar el dolor ante una administración vacunal serían:

Tratamiento con anestésicos tópicos

La mezcla eutética de crema anestésica (EMLA) aplicada bajo un apósito oclusivo logra analgesia durante la inyección y durante 24 horas después.

Debe aplicarse más o menos una hora y media antes de la administración de la vacuna aplicando un poco de crema en la zona y tapándola con un apósito (gasas y esparadrapo) que se retirará antes de aplicar la inyección (o antes de entrar a la consulta). Existen parches ya preparados cuya pauta de administración es idéntica, es decir, colocar el parche una hora y media antes y retirarlo al ir a administrar la vacuna.

Ante las vacunas de virus vivos (triple vírica, gripe, varicela) cuya administración es subcutánea se sospecha que pueda producir un descenso de la inmunidad de la vacuna, sin embargo en los ensayos efectuados al respecto no se ha demostrado tal sospecha.

Tratamiento con analgésicos orales

La administración de paracetamol o de ibuprofeno antes de la vacunación también disminuye el dolor de las vacunas. Para que sea efectivo deben haber pasado unas 6 horas y continuar con la administración del mismo durante 24 horas.

Tratamientos no farmacológicos

La presión local sobre la zona a pinchar durante unos 10 segundos antes del pinchazo disminuye levemente el dolor. Una cucharada de azúcar antes de la administración también puede disminuir las molestias.

Pinchar a los niños estando en brazos de sus padres o incluso, si toman pecho, mientras son amamantados son buenos sistemas para que el niño esté más relajado y sienta menos dolor.

En niños de mayor edad son eficaces técnicas de respiración y distracción como "alejar el dolor soplando", utilizar sopladores festivos (alias "matasuegras" - ¿por qué se llamarán así?), hacer burbujas de jabón, leer libros, cantar alguna canción o usar música.



Ahora, situándoos en mi vivencia personal de esa clase, os relato a modo de diálogo mi intervención en clase:

- Yo he leído estudios en que aseguran que si los niños están en brazos de sus padres o siendo amamantados si son niños que toman el pecho tienen menos dolor (ella no lo había explicado en la clase y yo a los niños les pincho, si es posible, de esta manera).
- Sí, sí, por supuesto. Es verdad, son medidas adecuadas. De todas maneras se cree que tampoco les duele tanto y, la verdad, los niños viven muchas experiencias dolorosas en la infancia. Se caen, se dan golpes, lloran, etc.
- Ya, claro, pero si al menos esto se lo puedes evitar...
- Claro, pero los niños durante la vida van a tener muchas experiencias dolorosas, no les podemos sobreproteger tanto.
- Ya, siempre no, pero si se puede evitar...

Y aquí han ido apareciendo voces en favor de la profe... Uops! me he perdido, he pensado. Quizá esta gente se saca las muelas sin anestesia, quizá dejan la puerta de casa abierta porque total, hoy en día te roba telefónica, hacienda y hasta el panadero que te cobra casi 1 euro por la barra cuando en el Mercadona te vale la mitad, ¿por qué cerrarla si te van a robar muchas veces en la vida?, quizá piensan que hacerse daño con algo te hace una persona más entera, más fuerte o con mayor personalidad o autoestima.

No, más bien me parece que la profesión de enfermería, esa que lucha por diferenciarse del mundo sanitario mostrando unos altos niveles de empatía tiene menos empatía que un zapato viejo.

A mí, persona adulta con capacidad de razonar, no me importa ponerme una vacuna, no me da miedo y accedo voluntariamente si la necesito. Hay niños que lloran porque sienten verdadero pavor. Creer que ellos lo viven igual que nosotros es no ponernos en su lugar y es no tratar de entender lo que sienten.

Veamos por ejemplo al niño de la foto de arriba. Me intento poner en su lugar imaginando qué siente. Como persona adulta intento buscar una vivencia que haría que yo me sintiera como él.

¡Ya la tengo! Si alguien viniera con una sierra eléctrica en funcionamiento dispuesto a cortarme el brazo creo que pondría la misma cara que este niño. Pues poniéndome en esa situación:

- Por favor, ¡que no me corte el brazo!
- No, Armando, es que te lo tiene que cortar, todos tus compañeros se lo han cortado ya y a ti también te lo tienen que cortar.
- Pues jope (por no decir...), ¡al menos que me duermaaaaa!

Una pena, porque tanto la profe como las alumnas que estaban de acuerdo con ella son enfermeras que trabajan en pediatría y que van a pinchar a muchos niños en su vida.

Luego se extrañan de que los niños entren llorando como magdalenas (o pataleando como bestias) cuando entran a la consulta. Y aún hay alguna que tiene la genial idea de decirle al niño: "si no dejas de llorar tus padres saldrán fuera hasta que te calmes", maravillosa manera de jugar con el miedo de un niño para conseguir un propósito. En fin...

Sobre los tratamientos, por si a alguien le interesa mi opinión, voto por el uso de la crema anestésica tópica (EMLA) en los niños pequeñitos e incluso en los más mayores, digamos hasta los 6 años si es que les da miedo la administración (no vuelve a haber vacunas hasta los 12 años). Sobre la medicación oral pienso que cuanto menos tomen los niños, mejor, por eso prefiero la crema, pero vamos, que tampoco sería delito.

Además de la crema o la analgesia intentaría siempre medidas que les calme o distraiga. Tenerlos en brazos, mecerlos, darles palmaditas en otra zona del cuerpo y en los mayores, jugar con ellos como he indicado en el otro post (soplar, música, etc.).

Hay enfermeros/as que no quieren pinchar al niño en los brazos de su madre aduciendo a que es mejor pincharle en la camilla (incluso diciendo que hay estudios que dicen que en la camilla es mejor porque bla, bla, bla). La razón suele ser 'que no les da la gana', lo puedo decir más alto, pero no más claro.

Sí, en la vida se van a dar muchos golpes, se van a hacer daño muchas veces y van a llorar cuando les duela algo o sientan miedo pero no puedo aceptar, por respeto a los niños, que son tan persona como yo, dejar que sufran o sientan dolor si podemos evitarlo.

Actualización: Desde que escribiera este post en Bebés y más allá por noviembre he leído algún estudio sobre el manejo del dolor y parece ser que lo más efectivo es la succión durante la prueba (pecho o chupete) y, si es con chupete, que haya tomado antes de entrar un poco de sacarosa (si es con el pecho, pues que tome un poco de pecho antes y durante).

Hay profesionales (y madres) que temen que si el niño toma el pecho durante el pinchazo, asocien el pecho al dolor y luego no quiera mamar.

Desconozco si esto sucede así, pero por esta regla de tres deberían asociar también el estar con la madre, el color de la camiseta que lleva su madre, el tipo de luz de la consulta, el color del techo,...

No sé si me explico... parece ser que cuando se da el pecho los peligros son enormes (nadie dice a una madre que le quite el chupete para vacunarle por si asocia el chupete con el dolor y luego no lo quiere).

Publicado originalmente en Bebés y más

Microquimerismo fetal: ¿un increíble fenómeno de la naturaleza?



Los avances de la investigación son tales que a menudo aparecen nuevas informaciones que nos asombran y nos hacen pensar en lo ilimitado que puede llegar a ser el poder de la naturaleza.

La gestación es un momento de simbiosis entre dos vidas. Durante esos nueve meses, además de todos los fenómenos que ya conocemos, sucede el denominado microquimerismo fetal.

Se trata de un intercambio de células entre madre e hijo que hace que algunas células madre pluripotenciales (pueden transformarse en cualquier tipo de célula) de la sangre del feto y la placenta pasen a la circulación de la madre y algunas células de la madre pasen a la circulación del feto.

El efecto de este fenómeno, que aún debe ser estudiado en profundidad, parece ser doble. Por un lado parece producirse un efecto preventivo al aportar células que puedan ser utilizadas en el futuro como cura a posibles enfermedades, pero por otro lado hay casos en que podrían ser el origen de determinadas enfermedades.

Las células del feto que pasan a la madre tienen una gran capacidad de renovación y colaboran con las células madre adultas en la función regenerativa del cuerpo de la mujer.

Existen datos de la participación de estas células en la reparación del corazón de madres que padecían cardiopatías. Al analizar esas células del corazón se observó que contenían el cromosoma Y, exclusivo del varón, y por lo tanto eran células que provenían del embarazo previo de un niño.

Sucesos como este se han documentado en órganos como el hígado, el riñón e incluso el cerebro en mujeres que tenían estos órganos dañados previamente.

Los beneficios del microquimerismo fetal son mutuos, ya que se ha observado que células que pasan de la madre al hijo tratan de reparar tejido dañado en los niños diabéticos.

Sin embargo parece que no todo son beneficios y parece ser que en algunos casos algunas células del feto que han pasado a la madre identifican las células maternas como “extrañas” y las atacan produciendo enfermedades autoinmunes.

De hecho se ha asociado el microquimerismo fetal a enfermedades propias del embarazo como la preeclampsia y la erupción polimórfica.

En un estudio a mujeres con preeclampsia se observó que tenían aproximadamente 1 célula fetal por cada 1.000 células en la circulación materna, mientras que en las mujeres embarazadas sanas, la proporción era sólo de 1 por millón.

Sin duda, y a pesar de tratarse de un arma de doble filo, el microquimerismo fetal es un fenómeno de la naturaleza cuanto menos sorprendente. Cada año aparecen nuevos estudios al respecto, ya que la posibilidad de que los beneficios de un embarazo en el bebé y en la madre perduren en el tiempo es un terreno poco explorado que pueda aportar información muy valiosa.

Personalmente, quedo a la expectativa de obtener más datos sobre este tema que me ha parecido apasionante.

- Más información: Consumer, Células madre y vínculo de apego en el cerebro de la mujer (Universidad de Navarra) (pág. 9)
- Imagen: Estudios de embriones de Leonardo da Vinci

Publicado originalmente enBebés y más.

Muchos niños se aburren en vacaciones



Recién pasadas las vacaciones de Semana Santa vengo a comentar una situación que se da a menudo: muchos niños se quejan porque en vacacionesse se aburren. Al parecer no todo es diversión y se ha comprobado que muchos niños echan de menos las clases y a sus compañeros.

Al llegar las vacaciones (y con las de verano pasa igual), los niños dejan de lado sus apretadas agendas y cuentan con una gran cantidad de tiempo libre que muchos no saben cómo llenar.

Muchos padres siguen trabajando, los que se quedan en casa con los niños se quedan pronto sin ideas y la consecuencia es que los niños acaban aburriéndose.

El problema es de los padres, pero lo es también de los niños. Es muy difícil llenar los días de los pequeños con actividades y juegos que les gusten y es fácil llegar al punto de “no sé qué más podemos hacer”.

Por una parte digo que el problema es de los niños porque los padres deben llenar el tiempo de los hijos, cuando lo normal sería que la mayor parte del tiempo libre lo gestionaran ellos mismos.

Son ellos los que tendrían que inventar juegos y situaciones y pasar el tiempo libre desarrollando su creatividad y su imaginación sin la necesidad de que el juego fuera dirigido.

Por otra parte digo que el problema es también de los padres porque esta situación, en que los niños se aburren porque no saben a qué jugar, viene dada por el exceso de control de los horarios de los pequeños por parte de la sociedad y de los padres y por el nivel de dependencia que acaban adquiriendo los niños, que se acostumbran a hacer lo que se espera de ellos y lo que se ha planeado para ellos.

Y el aburrimiento, ¿es bueno o es malo?



Lo mejor es que no se aburran demasiado, pero el tiempo libre es oro y los niños deben aprender a valorarlo.

Lo ideal es no llenar las agendas de las vacaciones de los niños de actividades y juegos y dejarles tiempo para “no hacer nada”. Como mucho, si realmente no sale de ellos ningún juego, iniciar algunas actividades para que ellos las continúen y estar a su lado para jugar con ellos permitiendo que cambien las reglas o el juego si así lo desean.

¿No hacer nada?



Suena raro, pero pensad por un momento a cuántos nos cuenta “no hacer nada”. Vivimos cegados por las actividades, por las obligaciones, por nuestras responsabilidades. ¿Qué pasaría si alguien nos dijera “ahora no hagas nada”? Probablemente no sabríamos.

En un momento social en que no hacer nada está mal visto (los que no hacen nada son unos vagos, ¿no?) debemos ofrecer a los niños momentos de “no hacer nada” para que piensen en ellos mismos, se conozcan un poco más y para que del “no hacer nada” salgan aquellas cosas que les interesen.

En otras palabras: es bueno que se aburran un poco para que ellos mismos desarrollen la creatividad y busquen juegos que les gusten y estimulen.

Si se aburren demasiado y no saben llenar su tiempo libre, probablemente dependen de los padres más de lo que deberían.

Fuente: Telecinco

Publicado originalmente en Bebés y más.

15 abr 2009

¿Se pueden cruzar las piernas durante el embarazo?



Se dice a menudo a las embarazadas, sobretodo la gente mayor, que en el embarazo no se deben cruzar las piernas, ni en posición de indio, ni cruzando una sobre la otra.

Los motivos que explican son variados y dignos de estudio, pero tan diferentes entre ellos que al final una ya no sabe si las puede cruzar o no.

Veamos algunos de estos consejos o advertencias:

• En el embarazo no se pueden cruzar las piernas porque al hacerlo presionas las piernas del feto y cuando nazca las tendrá torcidas.

Los bebés están flotando en un medio líquido y, excepto en la fase final del embarazo, les suele sobrar mucho espacio, por lo que es difícil "apretarlos".

En el último trimestre, al ser más grandes, es más fácil molestarles con según qué posiciones y aún se podría pensar que hay probabilidad de compresión del bebé, pero normalmente el mismo tamaño de la barriga hace que a muchas mujeres les cueste cruzar las piernas y, aunque lo hicieran, la presión necesaria para doblar las piernas de un bebé (si es que se pueden doblar desde el exterior) debería ser muy superior a la ejercida por el cruce de piernas de la madre.

Por cierto, ¿alguien ha visto alguna vez a un bebé con las piernas torcidas?

• En el embarazo no se pueden cruzar las piernas porque sino tu hijo vendrá con vueltas de cordón en el cuello.

Muchos niños presentan durante el embarazo una vuelta de cordón (o más de una) en el cuello. La causa suele ser que el cordón umbilical es demasiado largo o que hay un exceso de líquido amniótico y por lo tanto de espacio libre que el feto se mueva.

No sé, quizá se piense que cruzando las piernas una provoca que se cruce el cordón también.

• En el embarazo no se pueden cruzar las piernas porque sino tu hijo nacerá orejón.

Increíble (pero cierto) que una frase así salga de la boca de una persona (entendiendo persona como un ser animado racional, varón o mujer).

Quizás en Dumbo la mamá elefanta salía cruzando las piernas estando preñada. No veo otra explicación.

• En el embarazo no se pueden cruzar las piernas porque le cortas la respiración al bebé.

Quizás a alguien se le ocurrió en algún momento que si una mujer embarazada cruzaba las piernas cerraba el único orificio por el que podía entrar aire al bebé para que respirara.

Como todos y todas sabéis los bebés no respiran dentro de la barriga ya que están flotando en líquido amniótico. Tampoco les entra aire por ningún sitio, pues están dentro de la bolsa amniótica, el cérvix está cerrado y el tapón mucoso hace de cierre de seguridad. Es decir, que lo peligroso realmente sería que entrara aire.

• En el embarazo no se pueden cruzar las piernas porque dificultas la circulación sanguínea de las mismas.

Por fin llegamos a una que sí es cierta (aunque casi nadie explica). No es que no se puedan cruzar, es que en según qué madres y en según qué momentos del embarazo no se recomienda.

A medida que el útero crece va apoyándose cada vez más en las ingles, por donde pasan arterias y venas que irrigan y recogen sangre en las piernas.

Si una mujer cruza las piernas o se sienta en la posición de indio, los vasos sanguíneos quedan presionados dificultando la circulación.

En mujeres que tengan problemas de retención de líquidos a nivel de extremidades inferiores se recomienda no cruzarlas (aunque normalmente la misma madre se da cuenta por los hormigueos que no está en la posición idónea).

Resumiendo: Sí se pueden cruzar las piernas durante el embarazo a no ser que una mujer esté teniendo problemas de circulación y el peso del útero sobre las ingles sea tal que comprima las arterias y venas.

Foto: Flickr (abusx)

Publicado originalmente en Bebés y más.

13 abr 2009

Actualizando el escritorio



Muchos tendréis esta imagen en el escritorio de Windows XP. Normal, es la que viene por defecto, sin embargo, este precioso campo lleno de hierba verde ya no es tal, así que ya sabéis, deberíais actualizar vuestra imagen por la actual:



Para saber más: ForoCoches

¿Cuándo deben empezar a estudiar inglés los niños?



De un tiempo a esta parte la mayor parte de los padres están solicitando que sus hijos aprendan inglés desde una edad temprana en los centros escolares.

El motivo debe ser (creo yo) el ofrecer a los pequeños la oportunidad de aprender un idioma que la mayoría de adultos desconocemos y que supondría un plus a la hora de comunicarnos con otras poblaciones y de entendernos en un mundo cada vez más global.

Por todos es sabido que los niños tienen una capacidad de aprendizaje asombrosa y es por eso que se está adelantando la edad en que reciben clases de inglés. Sin embargo cabe hacernos las siguientes preguntas: ¿Es esto adecuado?, ¿Cuándo deben empezar a estudiar inglés los niños?

La Unión Europea considera que aprender idiomas a una edad temprana puede ser muy beneficioso para los niños. En un estudio presentado en el 2006 concluyeron que al aprender nuevos idiomas desarrollan su competencia lingüística, asimilan mejor todas las lenguas (incluida la materna) y conocen otras culturas y modos de pensar que pueden ayudar en su desarrollo general.

El conocimiento de otros idiomas, y en particular del inglés, permite a las personas comunicarse con otras gentes y obtener información que hasta ahora ha estado “vetada” para los españoles, simplemente, porque desconocemos la lengua.

Un niño puede aprender sin problemas una segunda (o tercera) lengua desde pequeñito y, aunque suelen tener más problemas para iniciar el habla, pronto diversifican las palabras según la lengua que estén hablando.

Ahora bien, un niño puede aprender inglés de forma natural si tiene esa lengua como un idioma familiar (que lo hable el padre o la madre), si vive en un país donde hablen el idioma durante un par de años o más, si es cuidado por una canguro que habla inglés durante varias horas al día o si asiste a un colegio en que se impartan gran cantidad de materias (por no decir la mayoría) en esta lengua.

En cambio, un niño progresa muy despacio con el modelo de enseñanza actual en que los niños reciben una o dos clases de inglés por semana.

La misma UE, en el estudio que comento, afirma que “la evidencia sugiere que para el aprendizaje temprano, para que sea adecuado, no puede dejarse solamente en manos de los profesores y las escuelas”.

Os cuento una vivencia personal: En una visita a un colegio hace unas semanas en que los niños iniciaban las clases de inglés a los 4 años, una madre se quejó al director de la escuela de que no empezaran a los 3 años, pues su hija iba a perder la continuidad de las clases de inglés que había iniciado en la guardería.

El director respondió que la realidad es que este año empezaban inglés a esa edad por petición de los padres (antes empezaban en primaria), pero no porque aprendieran realmente demasiado.

En un estudio publicado hace dos años y realizado por la Universitat de Barcelona valoraron el nivel de inglés alcanzado en niños que habían iniciado las clases a los ocho años y en niños que habían empezado a los once años. El resultado fue que los de once años tenían un mayor nivel tanto en escritura como en conversación.

La directora del estudio concluyó que “en condiciones de inmersión los niños pequeños son como las esponjas, que absorben la lengua a su alrededor. Pero en condiciones de aprendizaje escolar su contacto con la lengua es tan reducido que no pueden absorberla”.

Resumiendo: aprender inglés es beneficioso para el léxico general de los niños, ayuda al conocimiento de otras culturas y permite entender la información que nos llega desde la mayor parte de rincones del mundo, cuanto antes se empiece, mejor. Sin embargo para aprenderlo se necesita vivir con el inglés, como si fuera un idioma más con el que comunicarse.

Las clases semanales que tanto están solicitando los padres y que tanto publicitan algunas escuelas no son el método adecuado para aprender inglés.

Personalmente no veo ningún problema en que los niños pequeños hagan inglés si estas clases son divertidas y las hacen jugando, pero si no son así casi preferiría (yo, personalmente) que aprovecharan sus altas capacidades de aprendizaje para jugar (y aprender jugando).

Publicado originalmente en Bebés y más

Esa es mi mamá



De vez en cuando, entre los cientos de e-mails que circulan por la red, llega una pequeña perla que te hace detenerte a leerlo y sonreír.

Hace unos días me enviaron uno que quiero compartir, pues aunque soy padre, reconozco a mi mujer en estas palabras (no en todas...). Se trata de una descripción minuciosa de un niño o niña que le explica a alguien, para que la reconozca, que "esa es mi mamá".


  • Mamá es esa señora con bigote y trencitas en los pelos de las piernas que jura que en cuanto tenga un huequito, sólo uno, se depila.


  • Mamá es esa señora que lleva en el bolso un pañuelo con mis mocos, un paquete de toallitas, un chupete y un pañal de emergencia.


  • Mamá es ese cohete tan rápido que va por casa disparado y que está en todas partes al mismo tiempo.


  • Mamá es esa malabarista que pone lavadoras con el abrigo puesto mientras le abre la puerta al gato con la otra, sosteniendo el correo con la barbilla y apartándome del cubo de basura con el pie.


  • Mamá es esa maga que puede hacer desaparecer lágrimas con un beso.


  • Mamá es esa forzuda capaz de coger en un solo brazo mis 15 kilos mientras con el otro entra el carro lleno de compra.


  • Mamá es esa campeona de atletismo capaz de llegar en décimas de segundo de 0 a 100 para evitar que me descuerne por las escaleras.


  • Mamá es esa heroína que vence siempre a mis pesadillas con una caricia.


  • Mamá es esa señora con el pelo de dos colores, que dice que en cuanto tenga otro huequito, sólo otro, va a la pelu.


  • Mamá es ese cuentacuentos que lee e inventa las historias más divertidas sólo para mí.


  • Mamá es esa cheff que es capaz de hacerme una cena riquísima con dos tonterías que quedaban en la nevera porque se le olvidó comprar, aunque se quede ella sin cena.


  • Mamá es ese médico que sabe con sólo mirarme si tengo fiebre, cuánta, y lo que tiene que hacer.


  • Mamá es esa economista capaz de ponerse la ropa de hace cientos de años para que yo vaya bien guapo.


  • Mamá es esa cantante que todas las noches canta la canción más dulce mientras me acuna un ratito.


  • Mamá es esa payasa que hace que me tronche de risa con solo mover la cara.


  • Mamá es esa sonámbula que puede levantarse dormida a las 4 de la mañana, mirar si me he hecho pis, cambiarme el pañal, darme jarabe para la tos, un poco de agua, ponerme el chupete, todo a oscuras y sin despertarse.
  • ¿La ves? Es aquella, la más guapa, la que sonríe.


Al ser un e-mail en cadena desconozco al autor o autora (tampoco lo he encontrado vía Google) así que lo más que puedo hacer es dar las gracias a quien lo escribiera.

Foto: Flickr (Giorgio Montersino)

Escrito originalmente para Bebés y más.

8 abr 2009

No somos perfectos

"Los niños comienzan por amar a los padres. Cuando ya han crecido, los juzgan, y, algunas veces, hasta los perdonan. "

Oscar Wilde (1854-1900)

No somos perfectos, ningún padre lo es. Por eso vale más asumirlo y tenerlo en cuenta para hablar con los niños desde la franqueza, con humildad y con los pies en el suelo (lejos del pedestal al que muchos padres se quieren subir para demostrar que lo saben todo).

- ¿Papá qué es eso?
- Pues la verdad, no lo sé. Vamos juntos a descubrirlo.

¿Es malo ser zurdo?



El otro día hablaba con una enfermera de pediatría amiga mía y me explicó una situación que le había pasado unos días atrás.

Mamá: Mire, es que me parece que mi niña es zurda.
Ella: ¿Ah sí? ¿Le ve que utiliza más la mano izquierda?
Mamá: Pues sí... ¿No se puede hacer nada para que sea normal?

Que en el siglo XXI los zurdos sean considerados no normales (por no decir anormales) tiene delito.

El cabreo de mi amiga era considerable. Ella es zurda.

7 abr 2009

Loterias y apuestas del Estado



En mi ansia de que me de un infarto o una embolia cerebral por no caminar me he registrado hoy en la página web de Loterias y apuestas del Estado y ya he "echado" la Primitiva para esta semana y hasta final de mes.

No es que la administración me quede muy lejos, en cinco minutos andando llegas, pero como hay semanas que me olvido, que no he tenido el momento de ir y como por aquí cuesta lo mismo, pues me he dicho ¡p'alante como los de Alicante!

En un momento me he registrado dando mis datos personales y el número de cuenta y de tarjeta, de donde sacas dinerillo para ingresarlo en una cuentecita que te ponen (yo he puesto 20 euros, para cuatro semanas) y ya he hecho mi apuesta semanal que he hecho extensiva al resto del mes.

Una cosa menos de la que preocuparme (y un paseo menos que me doy cada semana... ya digo, directo al infartito).

Futuro papá, tu mujer embarazada no será como imaginas



Hace tiempo que observo catálogos y fotos en revistas de madres embarazadas y quiero entrar en este tema que me parece interesante para los papás, para que vayan haciéndose a la idea de que su mujer embarazada no será como la de la foto.

Está claro que el ideal de belleza que nos venden es el de una mujer alta, delgada, joven, sin arrugas, con un pelo brillante, sedoso y ondeando al viento, con una mirada que demuestra ser una mujer de los pies a la cabeza con las cosas bien claras y las ideas en su sitio.

Esto está aceptado ya como parte de nuestra sociedad. El problema es que este ideal se extiende al mundo de las embarazadas, con imágenes de mamás tan fashion como ésta (que dudo que esté embarazada), con unos tobillos de los más delgados y unos tacones de vértigo, y los padres y las madres acaban creyéndose que durante el embarazo una está tan estupenda como la chica de la foto.

La realidad es que muchas mujeres sufren diversos síntomas al quedarse embarazadas, tales como cambios de humor, náuseas y vómitos, mareos, cansancio y sueño, cambio del gusto y el olfato que hace que muchos alimentos provoquen más náuseas, aumento de la frecuencia de visitas al WC, etc.

En pocas palabras, como marido de una mujer que se pasó cuatro meses de su segundo embarazo mareándose día sí y día también, siento que este tipo de imágenes busca mostrar una realidad que no existe y lleva a las mujeres a creer que tienen que estar así (de preciosas) todo el día, con su vida y su casa en orden y desoyendo los mensajes que llegan de su cuerpo.

De rebote los hombres acabamos creyendo (ya, confieso, no somos muy listos…) que lo normal es que nuestras mujeres estén así de bien, con la única diferencia de la barriguita que crece.

Pues sintiéndolo mucho, querido papá o futuro papá, lo más probable es que se encuentre mal, despeinada, desarreglada, mareada y sin ganas de hacer las cosas de la casa ni de ir a cenar a casa de esos amigos que os han invitado.

Y esto que parece tan negativo es de hecho una recomendación para todos los futuros papás: si se encuentra así, permítele que no haga nada, que no se arregle y que esté fea (pero no se lo digas).

Es más, convéncele para que escuche a su cuerpo y conecte con sus necesidades. Si está mareada, su cuerpo le está diciendo que pare, si está cansada, o tiene sueño, su cuerpo le está pidiendo que duerma, si ahora no puede ni oler según qué alimento su cuerpo le está diciendo que no debe comerlo.

Que yo sepa, ningún síntoma del embarazo le dice a una mujer que deba ir con tacones, a la última moda y recién peinada de la peluquería (aunque si quiere hacerlo, papá, no se lo niegues.

Publicado originalmente enBebés y más.

6 abr 2009

El amor se multiplica con cada hijo



Cuando devenimos padres una gran cantidad de nuevas sensaciones llegan a nosotros. Tener un bebé supone la llegada de una pequeña personita que nos necesita y que nos va a dar mucho amor y cariño.

Muchas cosas se remueven en nuestra manera de vivir y a menudo nuestras escalas de valores, esas que teníamos casi grabadas en piedra, se derrumban para construir unas nuevas.

Esa cosita tan pequeña, que ni siquiera habla, pasa a ser el motivo de que salgas corriendo del trabajo para llegar a casa, de que sientas como la vida entra por tu nariz al oler su cabecita, de que relativices lo que antes te parecía importante y de que decidas ser mejor persona para ser un mejor ejemplo. En otras palabras, te enamoras de tu pequeño.

Pasa el tiempo, y (quizás) quieres ampliar la familia. Pensáis en tener otro bebé, un hermanito para el primero. Vuelve la ilusión, pero llegan algunas dudas.

En nuestra visión monogámica del amor de pareja extrapolamos esta manera de pensar al amor por nuestros hijos y te cuestionas si serás capaz de querer tanto al nuevo bebé como quieres ya al primero.

Sientes que no será posible, que todo el amor que derrochas está dirigido a tu niño y que no será posible repartirlo.

De hecho, sientes algo de culpa al quedarte embarazada porque piensas que uno u otro quedará falto de amor. Dudas de llegar a querer al futuro bebé como quieres a tu primer hijo y te da hasta miedo que tu pequeño hijo ya mayorcito sienta que le quieres menos.

Sin embargo, al parir, pronto te das cuenta de lo equivocada que estabas al pensar que tendrías que dividir el amor entre los dos hijos pues el amor no se divide, se multiplica.

De esta manera comprendes que es posible dar cariño a dos, a tres y a los que haga falta, pues sabes, por fin, que los vas a querer muchísimo a todos.

Publicado originalmente para Bebés y más